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Mostrando las entradas de septiembre, 2018

Abrí los ojos, estoy acá.

Cerra la boca, abrí los ojos y empeza a mirar. Déjame que me limpie la tierra, así puedo volver a amar.

No te pongas el traje

Hace veinte minutos que el reloj va moviendo sus agujas en señal de que el tiempo no lleva a ninguna otra parte que al mismo destino. Yo estaba sentada en alguna parte de la vida, preguntándome porqué la vida es tan difícil ¿por qué siempre le toca lo peor a todos aquellos que no lo merecen? Seguramente algún religioso contestó con alguna alabanza a algún dios, mientras que yo pienso en la energía y no creo en más nada que no sea el universo. Creo que todos le tenemos miedo al reloj, al tiempo, a la vida, a cualquier cosa que nos haga sentir menos responsable sobre las cosas que pasan. Frente a mi desfilan muchos hombres de trajes, hablando por sus celulares último modelo de alguna empresa telefónica que define tu escala social. Llevan zapatos bien lustrados que brillan como manzana recién soplada, y tienen el pelo tan prolijamente peinado que podríamos andar en patineta sobre ellos. Me acuerdo cuando mi viej...

Los locos de la libertad

Es 31 de agosto, y hace frío el cielo se encuentra nublado las nubes proclaman lluvia mientras que en alguna parte me imagino escenas diversas bailando en las calles o incluso dentro de algunas casas Algunos perros corriendo buscando refugio entre medio de tanto, familias sacando cuentas para comer y llegar a fin de mes sin que los niños se enteren lo difícil que es, jóvenes adultos preocupados rogando justicia, hablandose a sí mismos de cómo un gobierno puede tirarte los sueños, como si nada, como si fueran un par de piezas que no encajan; Después veo a una docente preocupada, la cual es insultada por defender sus derechos los míos y de los que vienen, entonces pienso que el peor precio de una sociedad atascada es: ser considerado loco por defender tus derechos. El corazón se me parte, y la garganta se me hace un nudo por la tristeza ¿Que tan dormido esta mi pueblo? ¿por qué no todos escuchan las...

Los escritores

Y cuando escribo se libera la piel en desgarros la tinta parece volverse carne para después llorar en las hojas, voy a escribir para limpiar el lastre de los encadenados. El alma va escupiendo años dormidos y sentimientos atorados. llegando a un punto en el cual el dolor se convierte en flores, y va desbordando, creando manantiales de buenos presagios que juegan a ser antiguas historias del llano. Las letras bailan sobre el papel y la lapicera se vuelve pincel. Tachar, re escribir, impulsar y plasmar Escribo rápido para que el corazón no se muera, para que la mente se calme y para que al fin el alma grite, gire, vuele y así vuelva a mi. Ruego, ruego con carácter de benevolencia que la literatura jamás muera, que los escritores derramen con fervor y que nuestras palabras salven a los encadenados de esta dormida, pero no muerta, civilización.

Muertos de hambre.

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