Y cuando escribo se libera la piel en desgarros la tinta parece volverse carne para después llorar en las hojas, voy a escribir para limpiar el lastre de los encadenados. El alma va escupiendo años dormidos y sentimientos atorados. llegando a un punto en el cual el dolor se convierte en flores, y va desbordando, creando manantiales de buenos presagios que juegan a ser antiguas historias del llano. Las letras bailan sobre el papel y la lapicera se vuelve pincel. Tachar, re escribir, impulsar y plasmar Escribo rápido para que el corazón no se muera, para que la mente se calme y para que al fin el alma grite, gire, vuele y así vuelva a mi. Ruego, ruego con carácter de benevolencia que la literatura jamás muera, que los escritores derramen con fervor y que nuestras palabras salven a los encadenados de esta dormida, pero no muerta, civilización.