Cuento 1
María. Nombre de virgen, pero prostituta.
El milico me mira un segundo no más para luego bajar la mirada con gran neutralidad, cuando termino de contarle que acaban de violarme y tirarme en medio de la Avenida Libertador. Son las cuatro de la mañana no más, aún la gente duerme por suerte, nadie vio la secuencia de cómo mi cuerpo cayó rodando de un auto en movimiento, por suerte nadie vio como me retorcía sobre el frío asfalto y las lágrimas caían como pétalos sobre aquel grisáceo pavimento, por suerte nadie vio como el dolor se metía como españoles en tierra indígena y se me colaba hasta la raíz de mi ahora quebrantada lágrima.
-María, nombre de virgen, pero prostituta. Que irónico ¿no?-emboza una sonrisa burlona, y yo alcanzo a atajarme la lágrima que se me escapa por la mejilla.-A vos te violan todos los días, mami, esto debería ser cuota corriente. Hacete un favor, volve a donde sea que vivas, date una ducha y trata de dormir. No nos hagas perder al tiempo, hay cosas más importantes que estas.
Las piernas me tiemblan, mientras veo como el uniformado agarra unos papeles para acto seguido alejarse de mi vista marcando el paso con sus botas azules. Trago saliva, puedo sentir el frío que me come los huesos. Tal vez si no hubiera ido a trabajar hoy, pienso, es mi culpa. Camino despacio hacia la salida en completo silencio, acompañada de esta soledad que no hace más que marcarme las horas del reloj, y recordarme que debo llegar antes de las siete para darme una ducha, arreglarme y llevar a los chicos al colegio.