La espada

Ay amor mío, quiero amar hasta que me sangre el alma y me vea obligada a desangrarme sobre lienzos en blancos para invocar a la poesia, así terminar de una vez desembocando en tu boca, en la de ellos, en la mía.

Voy a robarle un pedazo de magia a los astros para crear un nuevo lenguaje donde solo los maniáticos de algodón dejemos de buscarnos entre mundos virtuales, o miradas desorientadas que se apasiguan suavemente entre las masas como quien espera el ancla, la mano amiga, el silencio no tormentoso.

En este lugar, detrás del océano, sobre las tierras donde el sol quema y el arte ama quiero ser quien hace llorar a los villanos, necesito convertirme en el abrazo manso recolector de fragmento para los reprimidos. No quiero ser una, quiero ser miles, y que sin querer queriendo  una noche cualquiera, me encuentres en cada mirada.

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