Perdiendo la cabeza

Estuve escuchando a Indios mientras me movía suavemente sobre alguna idea que viene levitando, dulce y sigilosamente arriba de mi o yo sobre ella.
De frente sobre alguna base de vidrio me veo, piso fuerte con cada una de mis palabras así que me largo a reír.
¿Hacia dónde vas? Me grita alguien en alguna lejanía, pero yo ya abrí la quinta puerta, todas las que estaban detrás de esta las cerré con candados de fuego y a las llaves me las tragué.
Soy una eterna buceadora en estos océanos, lagos y mares, el silencio me sienta tan bien que cierro los ojos para dejarme llevar hacia donde sea, confío en que todos terminamos donde merecemos. Cosechamos lo que sembramos, este universo tiene a cronos de juez.
"No me importa lo que pienses de mi" escucho a Joaquín cantarme al oído, y uso como un mantra sus palabras. Es hora de ser lo que dejamos de ser para volver a centrar nuestra brújula, aunque no reniego de mi locura tan clavada en las venas, me encanta perder el norte, me encanta perder el sur, pero yo sigo buscando esta sed de clavar ancla aunque después termine huyendo en nombre mío y de mis ancestros.
Tal vez algún día logre bailar esta misma canción con los pies nuevamente sobre la arena, pero esta vez con casa y cuatro perros haciéndome fiesta, mientras alguien del otro lado me regala besos de Zeus con sabor a vino melón.
Yo que no creo en las verdades absolutas, seguramente mañana crea por pura negligencia.
Subo el volumen y vuelvo a reír.

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