El chino volador
Estaba tan rota, que ya no lloraba. Me ardían los ojos de no poder dormir, y no podía siquiera leer un libro sin no antes pensarte.
Ya no era el problema extrañarte a vos, ahora acababa de descubrir el verdadero problema detrás de los escombros: nos extrañaba a nosotros dos, me extrañaba a mí sintiéndome querida, y por primera vez comprendida. Extrañaba el amor en la cima, donde no miras para abajo porque aseguras que no hay forma de que exista caída.
Tenia días y días, unos eran insoportables, buscando razones o explicaciones que jamás supiste darme, días en los cuales no me levantaba de la cama más que para tomar agua o poner algún video. Tenia días en los cuales no te pensaba tanto, y aprovechaba esos momentos para salir a correr o ponerme a leer alguna que otra comedia.
¿Tenes días, y días? Me lo preguntaba cada vez que no podía dormir y escuchaba algo de Cerati para calmar esta tristeza que me dejaste como un tatuaje en el pecho.
Me la pasaba diciendo que estaba bien, amortiguando el dolor para que nadie notara que me estaba rompiendo como un vidrio. Mentí tanto que hasta me la creí yo, así que me sorprendí cuando sin poder dormir a las cinco de la mañana terminé llorando por un recuerdo de nosotros dos durmiendo desnudos en la cama, yo sin poder más y vos agarrándome de los cachetes diciéndome "sos mi amor ¿sabes? Te quiero muchisimo" vos nunca me viste, no en ese momento, pero lloré. Llore porque siempre estabas por irte aunque nunca lo dijeras, siempre estabas deseando irte, y yo sabía que no era parte de tu plan de huida. Yo te vengo llorando desde que me hiciste subir a una montaña en Ullum, y en vez de disfrutar la hermosa vista frente a nosotros, el silencio que nos rodeaba, y a mi a tu lado, me dijiste que querías irte a la mierda de esta provincia. Vos te venís despidiendo desde el primer día que me conociste, y yo te vengo llorando desde ese entonces. Llore en tus brazos esa vez, porque más allá de que me querías y que yo era tu amor, te querías ir.
Nunca me habían hecho sentir tan cómoda con el amor, te juro que no, y yo jamás había querido con tanta comodidad. Estabas tan ocupado en tus sueños de cielo, que te olvidaste que en la tierra se vive mejor. A veces pienso que solo esperabas que alguien te pidiera que te quedes, y jamás lo dije con palabras, pero pensé que mis actos te dejaban en claro que no quería que te vayas.
Ahora estoy lejos, tratando de pintar un puto mandala mientras lo mojo con lágrimas. Me di cuenta que siempre la gente se está despidiendo de mí, y yo siempre estoy pidiéndoles que se queden.
Te juro que a veces siento que nada es suficiente, aunque me quede en piel y huesos, aunque entregue hasta el alma. Te juro que siento esta horrible necesidad de hacerme entender que a veces, en este mundo, en esta vida, es mejor no "desnudarse" pero no puedo, es como querer ponerse un broche en la nariz.
A veces te envidio tanto, yo también quisiera vivir pensando en el cielo, olvidarme de que la tierra está llena de ríos, lagos, mares, bosques y todas esas cosas que tanto te gusta pintar. Pero te empeñas en el cielo. A veces quisiera ser como vos, para tener ese off de sentimientos, así no cada vez que doy amor me quedo más rota que la vez anterior.
Este mundo no es para la gente como yo, y creo que te lo dije mil veces. Nos pueden hacer mierda los de afuera, y no pasa nada. Mi mayor miedo siempre va a ser el mismo, llegar a vieja y estar tan rota que no pueda reconocer ni siquiera mi propio amor.
Es de madrugada y lloré porque me acordé de nosotros. Llore porque siempre te despedias, de mi, de tus viejos, de tus amigos, de todos, pero siempre pensé que tal vez ibas a quedarte.
Nunca pude tener el atrevimiento de impedirte el vuelo, porque "yo que me enamoré de tus alas, jamás me atrevería a cortarlas"
Y ahora yo me pregunto ¿como mierda te creíste que ya no te amo? Si con solo mirarme ibas a entender todo