Cheers darlin'

Capítulo de mi libro: Cuentos canciones.
Titulo Tomando de la canción: cheers darlin', de Damian  Rice.
(Link: https://youtu.be/er0JTnCz4Fc )
.
.
.
Pie derecho primero, pie izquierdo segundo, después los pasos se dan uno por uno. Van corriendo las baldosas de acá para allá, mientras que los postes de luz parecen bailar al compás del sonido que hacen los susurros al pasar, por mi lado corren rápidas luces de colores y te juro por dios que escuche a los faroles reír. Me detengo en seco para mirar más allá de lo que hay detrás de ese gran edificio con dos espadas, una durmiendo encima de la otra y me hecho a reír. Tropiezo ¡oh el áspero efecto del asfalto! me hace querer llamarte a las tres...de la mañana. Mi celular suena en el bolsillo de mi campera color gris nublado, empiezo a reír mientras lloro a la vez ¡gris nublado! ¡Ese nombre le pusiste a esta campera de mierda! Mientras te abrazaba entre mis brazos y sonreías como si acabarás de descubrir en mi algúna razón para no morir. Me decías que eras tan feliz que el corazón no te entraba entre tus pequeñas manos blancas, y yo me derretía como helado de frutilla ¿te acordas? Compramos helado de frutilla para comer mientras veíamos por sexta vez la vida es bella, y vos te largabas a llorar en mi hombro por décima vez.
Me pongo de pie, y va de nuevo: pie derecho primero, pie izquierdo después ¿estaré muy lejos? Porque creo escuchar a las paredes reírse de mi.
Esta todo adornado con colores plata y blanco, las mesas decoradas perfectamente como te gusta a vos con jazmines y rosas, ya se que le debes haber dicho para que acceda "Por favor mi amor, esto solo pasa una vez en la vida" y el seguro al verse en tus ojos acepto automáticamente, porque tenes esa habilidad  de dar vuelta el mundo para crear caos o serenidad.
La gente me mira pero acá nadie sale de la cordura. No me importa ¿donde estas? Te busco por el salón, mientras el mundo ríe y todos cantan alguna canción de mierda, seguro estas enojada, el ya debe estar riéndose de tu cara y vos debes estar estallando, entonces seguramente ya estás frunciendo el ceño. Me rio porque cada pelea con vos terminaba conmigo cantando de forma desafinada alguna canción de Damian Rice, la cual me aprendía de memoria para ocasiones así, entonces vos... Vos te reías y me besabas, para terminar haciendo el amor arriba de la mesa de nuestra sala.
Te casas hoy. Ese momento de consciencia me hace divisar a lo lejos un micrófono. Pie derecho primero, pie izquierdo después, ahora las luces gritan como deben gritar mis amigos para que ya deje de buscarte ¿por que nunca me buscaste? ¿no era que me amabas? ¿Eh? Eso me dijiste una noche en Bariloche mientras jugábamos a quien había leído más libros de Neruda, obvio que yo perdí esa noche, notaste que me había enojado entonces empezaste a recitar el poema más triste que había escuchado en mi vida ¡que desastre! Nunca te lo dije, eras lo más triste que había en mi vida pero... Pero.
Saco una copa de vino de la mesa y doy un trago largo.
—Uno, dos.
Digo golpeando el micrófono y automáticamente todos tienen sus ojos sobre mi. Me río al ver entre medio de la multitud a tu mamá, es igual a vos, capaz que si no fuera tan conservadora y homofobica nos hubiéramos llevado bien. Esta en shock ¡esta en shock!
De repente te veo. Estas a unos dos metros creo, tal vez más cerca. Mi celular vibra en mi bolsillo. Corriendo llega un tipo un poco más alto que vos, de esmoquin, ojos azules y rubio, es el puto Ken. Me empiezo a reír, para después darle lugar al llanto. Esto es un asco, el no debe conocer cien años de soledad o poema 20, tiene pinta de ser esos tipos que te pasan a buscar en auto y llegan con la mejor ropa, con la barba bien afeitada, tiene pinta de que le cae bien a tu viejo porque seguro trabaja en alguna oficina del centro ocho horas al día, y encima sobre todo eso: no es yo, esta mierda que no sirve para nada, que cae borracha y drogada a tu abominable casamiento.
—Hola—digo—Bueno, no estoy invitada es verdad pero trabaje toda la semana para comprar este vestido, y yo...yo estoy así porque sino no podría estar acá porque soy una mierda depresiva que no tuvo fuerza alguna para evitar esto—doy otro trago a la copa y te miro. Estas preciosa, tan preciosa que siento como un nuevo nudo se forma en mi garganta ¿que le decís al amor cuando ya no te corresponde? ¿Esto es el amor después del amor?.—Me llamo Andy y soy la ex novia de la novia.
Todos giran a mirarte, todos incluido el Ken rubio de dos metros que ahora te soltó el brazo. Todos te miran, pero vos me miras a mi. Debes estar enojada, lo sé por tu cara, que siempre grita todo sin decir una palabra.
—Bueno. Quiero brindar por esta hermosa pareja dispareja—rio un poco, levantando la copa—Brindo por el miedo que tuviste, y por mis adicciones que tanto te lastimaron. Si, te lastimaron más que a mi seguro ¡No quiero llorar ya! —bajo la copa—Brindo porque ya no me amas y te encontraste a un muñeco de colección que no llega drogado a las cinco de la mañana, pero que por lo menos puede sentarse en la mesa de tus viejos a reírse de cómo la economía se come el país, para hablar de cómo los hombres conquistan mujeres y sobre esos trabajos de mierda que seguro no los hace feliz a ninguno... Igual el Ken este es medico—tomo un poco de vino—Lo vi en Facebook ¿sabias Ken que no le gusta que le digan bebé?
Ahora caminas hacia mi, con ese vestido blanco y ancho de princesa que te queda perfecto. Venis frunciendo el ceño.
—¡Basta Andrea!
Me gritas.
—¡Basta vos, bebé! —me empiezo a reír y te freno colocando mi mano en tu hombro—¿Que soy yo en tu vida? Decime por favor porque estuve estos cinco años sin verte preguntándome ¿que soy?
Se me quiebra la voz y te suelto. Estas tan enojada.
—Deja de hacer esto ya por favor ¡ya basta!
—What am I darlin'? A whisper in your ear? A piece of your cake? What am I, darlin? The girl you can fear?
Or your biggest mistake?
Canto, pero esta vez ya no esta tu sonrisa, ni nuestras bocas peleando por fuego, ahora solo recibo tu espalda y tu mano llamando a la seguridad.
—Tiene que salir, por favor.
Me ordena uno de los tipos quitando de mis manos el micrófono. Trago saliba mirándote. Las luces rien y yo me dedico a mirarte rogando compasión. En mi mente estabas bailando en tanga arriba del sofá al ritmo de Cheques, y me decías que cuando nos casaramos ibas a usar un vestido de princesa, que las mesas iban a llevar adornos de jazmines y rosas, todo sería color plata con blanco, porque me amabas.
—Te amo.
Te susurro. Pero de regreso recibo una apuñalada, que es tu silencio. Afirmó que no hay nada más doloroso que la respuesta no formulada.
Puedo reconocer las manos que me llevan fuera del salón. Puedo reconocer el aire golpeando mi cara y puedo reconocer tus insultos de fondo. Puedo reconocer como mi amor intacto se reduce como llamarada en pleno invierno, mientras que lloro en brazos de un amigo camino a casa.
Ya pasaron diez años, y puedo reconocer la canción que esta sonando en la radio, mientras otra mujer se duerme desnuda en mi cama. Puedo reconocer aún, de forma intacta el amor sangrando, como si fuera ayer.

Entradas más populares de este blog

Quien Dice - Salta La Banca

Ultima carta de Frida Kahlo a Diego Rivera

🦇