Titilar
¿Para dónde vas cuando todos están durmiendo y la única luz que te acompaña no hace más que titilar? ¡basta ya, luz! Encendete o apagate, pero no estés ahí de pie, siguiendo mis pisadas, viendo que estoy a oscuras cuando no te dignas a encenderte y me das tu luz cuando sentis propicio el momento de iluminarme.
Te apagas y me quedo quieta a tu lado, después te encendes para caminar conmigo, hasta que algo pasa dentro tuyo, esos cables cruzados, esos viejos dueños que te manosearon en busca de arreglarte y te rompieron más, esos viejos dueños que te mantuvieron prendido durante días, meses, hasta que un día te agarraron por las patas, te llevaron hasta el basurero y ahí te dejaron. La luz se te empezó a gastar, de a poco fuiste bajando la intensidad hasta que un día te apagaste como se apagan los sueños luego de una larga cuota de desilusiones que le dan de comer a los días grises.
Hasta que llegue yo. Venia de días oscuros, donde la única luz que me era proporcionada la recibía del sol, luego las noches eran tenebrosas, bosques llenos de malezas con árboles enormes, ni un sauce llorón para cubrirme con sus hojas, todos escalofriantes con ramas secas y puntiagudas. Estaba cansada de esas luces para nada intensas con pocas ganas de iluminarme mientras les escribía poemas al amor y a la vida.
Te encontré luz cuando todas las tenciones bajaron, justo a tiempo, en un rincón donde esperan los que quieren celeste. Te agarré, te limpié, te enchufe y me diste luz mientras leía bajo tu don. Pero seguías con quemaduras internas y yo no era consciente, estabas tan silenciosa que no me percaté cuando estallaste por dentro, mientras yo dormía la siesta. Empezaste a titilar, hasta que un día te prendias y otro día te mantenías en penumbras ¿qué hay en vos, farol, luz? ¿Por qué te cuesta tanto ahora dar esa luz?
De golpe tu luz se apaga, y cuando abro la puerta para que entre el sol parece que tus cables conectan, la idea del retorno al basurero te alerta, la posible idea de mis manos tomándote de las patas y llevándote lejos de casa te espantan ¿qué hay en vos, farol, luz? ¿Por qué tanto miedo a dar de tu luz? Antes que agarrarte y tirarte al basurero, prefiero dejarte la casa con las llaves, mientras suena por siempre tu CD favorito, agarrar mis maletas e irme, cerrando la puerta, pero dejando la ventana abierta para que la oscuridad no te siga llenando de frío.
"Pero esta casa sin vos, es el basurero mismo"
Me murmura, y yo dejo que la base de mi valija duerma bajo el umbral ¿qué hay de malo en vos, Farol? No le tengo miedo a tu luz, mucho menos a tu sombra proyectada contra la pared en el medio de la madrugada. Conecta esos cables, yo me siento a esperar.