Creíamos ser, pero no somos
Te levantas apurado, miras la hora en tu reloj y corres hasta el placard. Sacas un pantalón de vestir, una camisa celeste pastel que odias, unos zapatos que te lustro tu viejo la noche anterior, una corbata, la única corbata que tenés y que encima es amarilla patito.
Te peinas, te pones un poco de gel para que ese mechoncito de pelo no se mueva de más y se quede ahí quieto, fruncís el ceño, se aplasta el mechoncito, es algo que si podés controlar así que sonreis.
Te acomodas la corbata, te moves de acá para allá, el cuarto se vuelve una mansión de tres pisos. Los apuntes te saludan desde la cama, hay un par de resaltadores tirados por ahí, seguís caminando de acá para allá buscando la mochila ¿Donde carajo está la mochila?
Te moves hasta el escritorio, y de golpe levantas la mirada. Te encontras con el espejo, te detenes por completo «Buena ¿Ese soy yo?» la pregunta se fórmula en tu cabeza pero no se suelta por tu boca.
Alguien golpea a la puerta, sin dar tu autorización está se abre, es tu viejo que te apura, te señala el reloj, siempre lo está señalando. Es tarde. El tiempo se vive yendo, siempre te está correteando, aunque para ser sinceros el que lo corretea sos vos.
Agarras la mochila y salís, en la sala están tus hermanos, tus viejos, todos están ahí. Te miran con una gran sonrisa, orgullosos, alegres. Vos los miras sin entender que es lo que tanto los alegra porque vos no estás feliz, vos querés romper todo. Pero les sonreis un poco, para no ser un mal educado, para que no te tengan lástima.
Tu viejo te da una palmadita en la espalda, sonríe mostrando los dientes ¡Está mostrando los dientes mientras sonríe! ¿Papá sonríe? Si, papá sonríe.
Hoy a la facultad te lleva tu vieja, despues de todos estos años a mamá se le hablanda un toque el corazón y decide llevarte ella hasta la facultad. En el auto se trepan, prácticamente, tus hermanos y tu viejo.
Llegas a la facultad, todos están bien vestidos, algunos festejan porque están cumpliendo un sueño, mientras que otros festejan porque van a descansar del estrés. Pero solo por ahora, porque después del estrés facultativo viene el estrés de búsqueda de laburo, y después de ese estrés viene el estrés que te da el laburo, despues formar una familia, los hijos, la esposa que te mete los cuernos porque estás muy estresado por el laburo y los pibes, entonces ahí viene el estrés del divorcio, etc, etc, etc.
Entras a un aula donde están tres tipos con el ceño fruncido, demasiado concentrados para lo que sea menos para vos. Dicen tu nombre, te paras frente a ellos como se para un culpable frente al juez. Decís un millón de giladas que las sabes solo porque es tu obligación saberlas, no porque realmente disfrutes de ello.
Asienten, no te miraron durante las dos horas que estuviste hablando, se preguntan entre ellos si quieren preguntar algo más para hacertela peor. Niegan, te firman un papel, te dan apretón de manos, dibujan la sonrisa más falsa que vas a ver en tu vida y te despachan.
Te recibiste ¡Si, te recibiste! Tu vieja llora abrazando a tu viejo, tus hermanos te abrazan ¡Vas a ser alguien en la vida! ¡Un contador público, hijo! Sonreis, falseas, si, vas a pasartela sacando número y repitiendo artículos del código civil el resto de tu vida, en tu cabeza.
Papá repite que ya sos alguien en la vida, que el papelito que tenés en la mano ahora te hace alguien. Porque antes no lo eras, porque antes tu vieja no te pasaba pelota y tu papá no te decía que estaba orgulloso de vos, tus hermanos nunca te sonrieron tanto y mucho menos antes hablaron tanto de vos (y bien) con sus amigos.
El papelito ese que tenés en las manos te da super poderes de golpe, ahora sos alguien con título. Seguís siendo un pelotudo que no cumplió sus verdaderos sueños, que siguió la corriente porque seguir la corriente está bien y es correcto. Ser dibujante, pintor, músico o lo que sea es una tontera, mejor guardate el talento, trabaja en un laburo donde sabes muy bien que vas a vivir triste el resto de tu vida jugando a ser alguien que no sos, pero bueno, seguir la corriente esta bien. Tu sueño va a pasar a ser un hobby para los fines de semana, si es que te sobra tiempo con el laburo.
Entonces con los años el ceño fruncido se te va a hacer un tatuaje entre el entrecejo, que piola, que lindo, que divertido, que triste que sos. Pero bueno, vas a ser alguien con un título. Un súper título de ¿De que?
Mamá y papá deben estar orgullosos de su hijo, de ese que tantos problemas les trajo "enderezarlo" para que sea "alguien" ¡Quería ser artista, el nene! ¡Qué detestable!
Ahora el pibe mira el título, que cuelga en su oficina. Pasaron unos cuantos años ya, tus amigos no te escriben más que para juntarse a jugar la pelota o a tomar una cerveza de vez en cuando. Tu esposa te dijo anoche que estaba cansada, no tenía ganas de que la tocaras ¿Hace cuánto ya que no la sentís? ¿Quien rechazo a quien más veces?
Papá y mamá fallecieron hace ya unos diez años, no alcanzaron a ver el triunfo del nené que soñaba con ser artista, pero ahora solo es un contador público en una oficina, el artista frustrado.
Suspiras. No llegaron a ver tampoco la tristeza que te inunda el alma, capaz que si, capaz que la vieron cuando te reprimieron, cuando te agarraron y te obligaron a que fueras alguien que no querias ser. Tal vez lo vieron cuando vos dejaste que te hicieran todo eso.
Estacionas el auto, ese auto que te salió como un millón de pesos, el cual lleva tu vacía existencia a todos esos lugares en los cuales no querés estar.
Te quedas en silencio, porque el silencio es lo único que sabes elegir por vos mismo. Y sin querer queriendo el silencio es lo único que te queda. Porque todos estos años creíste ser alguien, pero en realidad no sos nadie.