La paz.
Y un día te despertas, respiras aliviada. La verdad te sonrie en la punta de la cama, el sol se asoma por la ventana.
El fin de un amor, el comienzo de algo nuevo en vos.
De golpe ya no extrañas, la angustia dejo una nota de despedida en el sofá.
Ya no sentís mas nada, no te sentís culpable, todo lo contrario: al fin te sentís bien.
No tenes mas ganas de escribirle al olvido y a la desdicha, el despecho se fue hace rato en el ultimo tren de la noche. Entonces sin querer queriendo el amor, el amor propio, golpea a la puerta.
Después de tantas noches, de tantos días de ausencia, volves a tu lugar. El arrepentimiento ni se inmuta, esta muerto en el placard, y esta bien, muy bien.
Así que abrís la puerta de entrada, y ¡por fin! le das la bienvenida a la paz.
El fin de un amor, el comienzo de algo nuevo en vos.
De golpe ya no extrañas, la angustia dejo una nota de despedida en el sofá.
Ya no sentís mas nada, no te sentís culpable, todo lo contrario: al fin te sentís bien.
No tenes mas ganas de escribirle al olvido y a la desdicha, el despecho se fue hace rato en el ultimo tren de la noche. Entonces sin querer queriendo el amor, el amor propio, golpea a la puerta.
Después de tantas noches, de tantos días de ausencia, volves a tu lugar. El arrepentimiento ni se inmuta, esta muerto en el placard, y esta bien, muy bien.
Así que abrís la puerta de entrada, y ¡por fin! le das la bienvenida a la paz.