🌺
Te extraño.
Te extraño mientras me preparo un café y me cuento a mí misma o a un segundo sobre algo que antes me emocionaba contartelo a vos.
Te extraño cuando por la noche haces tu entrada en mi cabeza después de meses de ausencia; me obligó a cerrar los ojos y le ruego al universo que mañana, para cuando vuelva a abrirlos, no me encuentre ni con tu presencia, ni con tu ausencia, simplemente que sigas viajando por el espacio y yo siga desaparecida en tus satélites de por ahí.
Te extraño por las tardes, cuando me siento a escuchar música o a pintar, miro a mi lado y no tengo más que una silla vacía recordándome que tal vez fue mala idea hacerlo llamar tú trono.
Te extraño cuando camino sola por la calle, aunque otro cuerpo me acompañe, no es el tuyo, y mucho menos sus besos son lo mismo. Es otro.
Te extraño cuando los detalles se vuelven extravagantes y no te tengo al lado para decirte que descubrimos el paraíso en una calle vacía y llena de baches.
Entonces me parece extraño que te extrañe, porque no voy a mentirte, no lo hice entonces y tampoco lo hago ahora, pero tú resurrección me da más miedo que tú ausencia. Se muy bien que mi lugar es acá, y tu lugar es allá, así de lejos, así de distantes, cada uno en lo suyo, vos, yo, sin nosotros.
No, no te agrandes por esta confesión que no busca ningún tipo de efecto, solo busca un bien propio: el desahogó. Que no te emocione un palabrerio escrito a media noche.
Te extraño, pero no como para irte a buscar. Estoy bien sin vos, pero te extraño en tu vintage esplendor. Capaz no me entiendas, pero tampoco quiero que lo hagas.
Te extraño, pero ya no somos, ya fuimos, ya no estamos.
Y cuando menos lo espero traigo sin querer tu presente a mi presente, el gusto se me hace amargó.
Es sano entender, después de tanto, que las diferencias actuales me alejan aún más. Yo ya no soy yo, y vos ya no sos vos, ya no hay nada que nos busque y nos una, supongo que eso está bien.
Es que como siempre dije, no somos dueños de otro ser bailando por ahí con sus errores y perfecciones, somos dueños de nosotros mismos. No cambies por nadie, pero si querés hacerlo: hacelo por vos.
Te extraño.
Te quiero.
Pero no te necesito.
Tu ausencia no me quito vidas. Supe seguir creciendo.