Escrito 60. La escencia.

¿Por qué soy tan triste al escribir? Porque soy feliz a la hora de vivir, de hablar, de relacionarme. Se muy bien que mis escritos no se relacionan mucho con mi carácter, con mi forma de ver la vida. Tengo mi razón, yo a la tristeza la atajo y la encierro solo para mi, como una amante.
A la tristeza le tengo aprecio, a la felicidad le tengo amor.
La tristeza me hace escribir cortos, pero el amor me hace escribir historias.
Será por eso que mis escritos la mayoría de las veces son tristes, será que solo así puedo liberar años de dolor.
Me encanta el amor, me encanta el desamor, me encanta el  llanto, me encanta la risa, me encanta todo lo que me hace escribir, plasmar, expresarme, porque me sana, me cose heridas, me regala bienvenidas y me da la oportunidad de escupir momentos de mierda pero con palabras.
Mis sentimientos son extremistas, intensos. Amo ser así, necesito la intensidad para vivir sin dejarme pasar. Es mi escencia, y todo eso se plasma acá, porque si estoy triste me tiro a la cama por días, disfruto de ese sentimiento. Cuando soy feliz me río a carcajadas, detono en cada maldita parte.
No me prohibo nada, porque se que si lo hago me mató, me mató en vida.
Mientras que la tristeza es un amante, el rato, el momento. La felicidad es mi amor eterno, ese amor que no dejas ni a ganchos, la felicidad es mi amor platónico, mi destino, mi hogar.
Así que si, soy una persona feliz que a veces es inmensamente triste. Pero la tristeza jamás fue mi puerto.

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