Basta de eso.

Hoy optaste por no levantarte de la cama. Miras el reloj del celular: son las doce del medio día. Te sentis mal, la mente no te da para que te muevas de ahí. Sabes de que estoy hablando ¿Cierto? ¿Sabes que quiero decir? Lo que quiero decir es que estás pensando de más de nuevo, esos pensamientos que pateaste y te rompiste en miles de partes para dejarlos allá atrás en tu inconsciente están de nuevo acá, en el consiente, en el presente.
Entonces entras a preguntarte tanto que ya no sabes contestar nada, sos un libro de preguntas sin respuestas. La ansiedad te está comiendo el alma y la depresión saluda por la puerta de tu cuarto.
No conoces nada más horrible que este sentimiento, si, ya dejo de ser emoción, ahora es un sentimiento. Te tapas con las sábanas hasta la cabeza y en tu garganta se forma un nudo. No querés llorar, odias llorar, te enferma llorar ¿Sabes por qué? Porque pensas que delata la obviedad, pone en físico lo mental, los pensamientos toman forma así, eso pensas: que sos débil, que por llorar se te va culpar por alguien no fuerte. Sos el juez de tu vida, te condenas a cadena perpetua, irreversiblemente.
El sol se cola por entre medio de las cortinas de la ventana, anunciando la existencia de la vida, el tiempo va de su mano y como malos amigos: se están yendo sin vos. No esperan. No perdonan.
No hay forma de callar las voces que hablan en tu cabeza, las voces son pensamientos, son recuerdos. Das otra vuelta en la cama ¿Existen tratamientos para lograr el olvido?
El celular suena por quinta vez, otro whatsapp, otra notificación de vaya a saber de que. Hay muchas notificaciones ¿Cierto? Pero en realidad estás en soledad. Sos consiente de ello, por eso evadis la realidad, te cuesta hacer frente a lo que está de "pie" ante tus ojos. Otra vuelta más a la cama, apagas el celular, te mordes las uñas y cerras los ojos. Vas a dormir de nuevo, vas a dormir hasta que sientas que eso sea la única salida,por ahora. Lloras por tercera vez en el día, llevas la cuenta ¡Carajo!
Los pensamientos y recuerdos te toman del cuello y te ponen contra la pared, aprietan, aprietan, se ríen a carcajadas, aprietan aún más.
Basta.
Para.
Respira.
¿Hasta donde pensas llegar?
¿De que te sirve patear la realidad por unos 15 minutos o 2 horas? ¿Por qué le das a la tristeza la oportunidad para que te destruya? ¡Te está matando! Lo está haciendo.
No, no sos tu pasado, no importa que carajo haya pasado ¡Hey basta! Ya pasó, ya fue.
Sentate en la cama, respira, dale, respira, abrí los ojos. Llora, llora que eso te limpia el alma y nutre tus cansados huesos.
Vales la pena, si, vales la pena.
Nada en esta vida es fácil, incluso nuestra llegada a ella es difícil, pero eso no nos detiene. Somos valientes, sos valiente, que nadie nunca te diga lo contrario.
¿No te gusta tu realidad? Transformala, pero no la evites, porque no viniste a este mundo para cargar sobre tus hombros todo un pasado o vibras negativas, no, vos viniste a este mundo para cumplir tus sueños, para reirte con tus amigos, para besar, para amar, para abrazar, para hacer el amor, para leer libros, para caminar bajo la lluvia, para sentir el perfume de las flores, para bailar sin ningún propósito o con alguno. Viniste para ser vos, y vos sos el ser más hermoso del mundo, con tus perfecciones e imperfecciones, si.
Así que levantate de la cama, lavate la cara, abrí las ventanas, pone música, baila y tomate unos mates, una taza grande de café o una birra ¡Libertad!
Dale, sonrei.
Agarra tu presente y abrazalo. Querete.
Perdonate. Perdona. Viví.
Y que el universo te ayude con el resto.

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