Aprendizaje del día (Tomo 1)

Bueno hoy mientras venía del laburo, caminando rápido rogando de que nadie notará que llevaba una cámara fotográfica en mi mochila, y caminaba rápido cagandome de frío hasta la parada del bondi, me topé con dos minitas hablando de algo que supongo que es "cotidiano" para ellas (esas dos), charlaban de lo mal que estaba peinada una minita en el colegio, de como no sabía combinar el azul con el negro, de que sus zapatillas parecían ser compradas en un negocio "de cuarta", de lo horrible que le quedaba usar las uñas tan cortas. Las escuché decir que se sentían gordas, soñando con ser tan "flaquitas y divinas" como la China Suárez "esa sí que tiene una vida tan buena ¿y quién no? La belleza es salud" las escuché decir entre risas. Seguí escuchándolas hablar mientras caminaba delante de ellas hasta que sus voces se hicieron distantes y se perdieron por alguna que otra calle.
Me sentí dichosa de golpe.
Me sentí feliz de estar llevando una mochila que compre de oferta en un local que estaba cerrando definitivamente, de golpe las zapatillas que me compro mi viejo en un negocio bastante fulero (palabra viejiiiisima, chabón) me parecieron los más lindos del mundo ¡che! ¿saben que con estas zapatillas jugué hasta al fútbol el finde pasado y se la re aguantaron? Me agradó saber que no me peine en todo el día hoy, y que aún así me sentí divina hasta en el trabajo. La calza de color y la remera de Soda, que compre a $60, me parecieron la mejor adquisición del mundo ¡y llevaba puesto eso justo ahora! ¿y mi cuerpo? Chabón mi cuerpo es saludable pero no perfecto, no es el de una modelo de VS o el de una Kardashian pero es mi cuerpo y me parece hermoso, si, hay cosas que no me gustan de el pero ¿y? Soy feliz con él y sinceramente me sentiría rara sin mis imperfecciones, es que disculpen (agreguen un suspiro de mina orgullosa ahí) aprendí a amar este quilombo que soy y me voy a defender a muerte así. Me sentí agradecida de ser diferente, de que a donde voy llevo un poquito de mi escénica dejándola por ahí y enseñando algo sin querer, transmitiendo un "no sé que" sin buscarlo, y ojo que no solo yo lo hago: todos lo hacemos, sea bueno o malo.
Me siento en necesidad de romper parámetros y que todo el mundo lo haga, ya estoy cansada de escuchar mujeres buscando arduamente ser algo que no son y en el transcurso de ello que se pierdan así mismas cuando es lo más grande que tienen.
Así que llegue a la parada y me senté en el piso a la espera del bondi, feliz con la simpleza que me dió un momento colocado por don universo.
Me prendí un pucho y sonreí, sonreí porque ¡chabon! Que lindo es saber que al no encajar salís del esquema tan triste en el cual vivimos, sonreí porque sé que no soy la única loca que piensa así, que tantas desdichas del pasado en contra de mi misma, las arduas luchas que me llevaron años darle pelea estaban dandome la recompensa más grande de mi vida, justo ahí en ese momento, el regalo más grande: el amor propio. ¿Sabes el cambio de respuestas que le podemos dar a todo esto? Me sentí poderosa, me sentí fuerte, me sentí feliz y más que nunca me sentí linda, viva, siendo yo misma.




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